lunes, 31 de diciembre de 2012

5 motivos de fracaso de buenos propósitos de Año Nuevo (+ 3 soluciones infalibles)

¿Por qué tantos propósitos de Año Nuevo no se cumplen?

1.  Porque se trata de un proceso de cambio, no de un acontecimiento súbito. Puedo decidir que el uno de enero haré una pajarita de papel, pero nadie “deja de fumar” de repente. Cuando un ser humano quiere cambiar algo, lo primero que tiene que hacer es el modificar su propia persona a través de dos vías simultáneas: 

o   Interna: a través de sus actos y sus palabras (por este orden) de forma que sean coherentes con el propósito en cuestión.
o   Externa: manteniendo la distancia con  las situaciones que necesita cambiar (eso incluye a personas, lugares y actividades; ciertamente es la parte más difícil).

2. Porque todo cambio forma parte de un proceso negociador; en este caso, el “buen propósito” es en realidad una negociación  entre el Yo Presente y el Yo Futuro (Autonegociación), con lo que se pasa por alto la eventualidad de que uno de los dos traicione al otro.

3. Porque la fecha es inadecuada.  El primero de Año, así como el resto de días festivos, es una fecha clave cuyo significado social es único y se encuentra compartido por millones de personas. Si se elige precisamente ese día para el inicio del cambio, estaremos diluyendo el contenido real de nuestro propósito en un descomunal recipiente simbólico. Eso hace que nuestro proyecto se convierta en una insignificancia en comparación a lo que la fecha representa.

4.  Porque esos propósitos no se acometen con la mentalización adecuada. La decisión del cambio se suele tomar a lo largo de las fechas anteriores más próximas a la Nochevieja, con un tempo vital distinto al del resto del año; al volver al modo de vida habitual, el efecto del deseo del cambio se desvanece. 

5. Porque "propósito" no es igual a "compromiso". Es algo que se puede abandonar en cualquier momento sin que se hunda el mundo. Etimológicamente, propósito indica cualidad de intención, no es una propuesta propiamente dicha, un proyecto con sus etapas y sus controles parcliales de cumplimiento.

Obviamente, cada persona puede y debe añadir sus propios motivos particulares, pero las posibilidades de que los "propósitos" se conviertan en "decisiones de cambio" aumentarán considerablemente si se siguen estas sencillas tres reglas:

PRIMERA: Conocer y reconocer los propios valores y defectos. Establecer metas realistas en función de nuestro potencial actual, no de nuestro potencial futuro. Si no es el momento, entonces esperar activamente, siempre en busca de nuestro Mejor Yo.

SEGUNDA: Que no sea la fecha la que decida el plan de cambio, sino el convencimiento de que se dispone de una voluntad decidida de llevarlo a cabo. Eso exige una mentalización previa acorde con la magnitud del cambio deseado (la previsualización diaria no sólo de la meta, sino de las etapas, será de gran ayuda).

TERCERA: Que se haga a través de un compromiso firme. Ejemplo: es más fácil aprender otro idioma siguiendo un curso, presencial o a distancia, que nos exigja comprometernos en hacer ejercicios, asistir a clase, hacer trabajos en equipo, etcétera, antes que decir que "cada día" vas a estudiar "un poco".

En la foto, el profesor Carles Caño, con la silla encima de la mesa en su aula de informática, en Barcelona. Carles es de la opinión de que no hay aprendizaje si no hay motivación inicial. El mayor obstáculo para la efectividad de una comparecencia pública (por ejemplo, una presentación comercial, un discurso político o una charla de motivación dirigida a un equipo deportivo) es la incapacidad para captar la atención del público antes de empezar a hablar. Obviamente, el recurso escénico debe encontrarse adaptado al perfil del público. No puedes hacer algo así en la ceremonia de investidura académica, como en el famoso discurso de Steve Jobs en la Universidad de Stanford, pero el CEO de Microsoft, Steve Ballmer, no sólo puede subirse a la mesa, sino pegar enloquecidos brincos a lo largo del escenario y chillando como un loco.


Y aquí estoy yo en la Universidad de Jaén, también con una silla encima de la mesa, pero ésta  preparada para los alumnos. Carles y yo no nos habíamos puesto de acuerdo para hacer algo así; llegamos al mismo recurso partiendo de las mismas fuentes y experiencias, cada uno por su cuenta. En ambos casos se trataba de ejecutar satisfactoriamente la  etapa de comunicación prelingüística destinada a captar la atención del público, fase previa a la argumentación retórica, según Quintiliano (orador hispanorromano del siglo I d.C. y padre del arte retórico). La innovación no consiste en ponerse encima de la mesa (eso no sería más que una extravagancia), sino que la acción debe encaminarse a la obtención de un resultado, que en mi caso consistía en que los alumnos de ADE, tras la licenciatura, se planteasen seriamente la creación de empresas y que, como mínimo, consiguiesen crear sus propios puestos de trabajo.

En la foto de abajo, el aula. Los alumnos (más de doscientos) se implicaron desde el primer momento creando grupos de trabajo, tomando decisiones de ideas de negocio, estructurando argumentos convincentes, eligiendo a sus portavoces y exponiendo en plenario hasta un total de diez proyectos distintos.


La comunicación prelingüística desempeña un papel esencial en la comunicación entre los seres humanos. Los argumentos, por muy poderosos que sean, pierden su capacidad de convicción si previamente no se ha captado la atención de la audiencia desde un punto de vista puramente fisiológico (vista, sonido y, en determinados casos, incluso el tacto).

martes, 25 de diciembre de 2012


 Las actitudes de dominación sobre los interlocutores no necesariamente
obedecen a acciones calculadas sino a "la adicción a una forma de ser".
Los Machos Alfa auténticos tienen el convencimiento de que su comportamiento es
de lo más normal, pero en el fondo lo que buscan son víctimas para
inflar su ego. A veces las supuestas víctimas no se muestran como presas tan fáciles
de capturar, como lo demuestra la ex presidenta de la Comunidad de Madrid.

Nuestro comportamiento en público responde a una mezcla originada por nuestra auténtica forma de ser, (algo que se guardaría similitud en gran medida con el aspecto físico) la medida en que las circunstancias nos han influido y el ejercicio de la voluntad de cada cual para moldear su propio temperamento.

En cualquier momento puede aparecer, en función del escenario en el que nos encontramos, cualquiera de los múltiples componentes de la personalidad, pero lo cierto es que el autoconocimiento y el autocontrol personal son las herramientas más efectivas para plantar cara a los intentos de dominación ajenos.

www.morfocom.com





En esta instantánea de Cadena Ser asistimos a una escena 
extrarodinariamente similar a esta otra: 


Ciertamente sobran las palabras. Podemos resumir así esta acción comparativa: cada cual representa su papel... y ocupa el lugar que le corresponde en función de sus propias creencias y autopercepciones.

Puedo dar mi palabra de que no escribo estas líneas para hablar de mi libro Hablar sin palabras, pero lo cierto es que ambas escenas reflejan la tesis nuclear de mi trabajo: las relaciones entre los seres humanos pivotan de forma de inestable equilibrio entre la dominación y la sumisión. Ni siquiera estos grandes actores de la vida pública pueden evitar la proyección de la imagen de la auténtica realidad que albergan en su interior... y ello, más que posiblemente, porque la desconocen. Dicho de otra forma: su nivel de autopercepción es mínimo, desconocen sus propios valores personales (o la medida de los mismos) y son incapaces de evaluar consciente y estratégicamente a sus antagonistas.

Las miradas desviadas y sumisas y los encorvamientos de espalda de Mas y de Zapatero, hablan por sí mismos. Si Artur Mas hubiese consultado el análisis morfopsicológico de Oriol Junqueras habría comprendido anticipadamente el que le hubiese convenido adoptar una estrategia entre el medio y el largo plazo para el desarrollo de su apuesta política.

El serñor Mas sigue sin darse cuenta de que se encuentra bajo control:


¿Y cada uno de nosotros? ¿Somos conscientes en nuestras vidas diarias de qué imagen proyectamos ante los demás bajo determinadas circunstancias de tribulación, descontrol, estrés o desconcierto? Podéis poner la mano en el fuego apostando porque los demás sí se dan cuenta.


www.morfocom.com
www.josehermida.com





jueves, 13 de diciembre de 2012

Nuestra primera oferta

Una buena noticia es que ya estamos muy activos profesionalmente, hasta el punto que Planeo ha desarrollado una promoción con nosotros para el estudio personalizado aún salga más barato!


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jueves, 6 de diciembre de 2012

Gestión del fracaso

Gestión racional del fracaso


"Ánimo, chico, que tú puedes" son las palabras de motivación
más estúpidas que he escuchado en toda mi vida.
J. Hermida

En el año 1876, en Redondela, provincia de Pontevedra, se finalizó la construcción del Viaducto Madrid, un ingenioso puente para el ferrocarril realizado con una bella celosía de hierro forjado. Lo peor sucedió cuando las autoridades informaron al contratista, Pedro Floriani, que no se le pagaría el trabajo porque el puente estaba mal construido y no podía entrar en funcionamiento. Al recibir la noticia, Floriani se arrojó al vacío desde lo alto del puente con el ánimo de quitarse la vida.

Pero no murió.

Quedó con graves lesiones y sobrevivió el tiempo suficiente para ver circular los trenes a través de su obra: habían sido los peritos inspectores quienes se habían equivocado en su informe. Actualmente, el Viaducto Madrid de Pedro Floriani está catalogado como Bien de Interés Cultural.


Hay algo mucho peor que el fracaso: su anticipación. Olvidamos con frecuencia que a la noche más negra le sucederá irremisible y felizmente un nuevo día. Sólo las personas que mantienen ese ánimo a lo largo de la oscuridad del alma consiguen alcanzar el final del túnel.

No es cuestión de técnica, sino de decisión racional. Es competencia de nuestra voluntad la forma en la que podemos gestionar el fracaso. Podremos elegir entre el abatimiento y la ira, entre la angustia y la serenidad, entre el desconcierto y el análisis.

El colapso del "Galloping Gertie, otra bella obra de ingeniería que tuvo lugar en 1940, fue debido al "efecto de resonancia" durante un vendaval (la resonancia es el fenómeno que tiene lugar cuando se toca una nota continua con un instrumento de cuerda, por ejemplo, un violonchelo, y otro instrumento que se encuentre exactamente igual afinado que el que da la nota inicial, empieza a sonar por su propia cuenta, sin que ninguna persona lo toque. En el video se ve el efecto causado por el viento cuando entra la frecuencia natural de los materiales del puente y cómo aumenta de forma aterradora hasta que sucumbe por completo.


El Galloping Gertie se vino abajo y se encuentra hundido en el río. Lo interesante es que, de alguna forma similar a lo que no ocurrió en Redondela, forma parte del Registro de Lugares Históricos de Estados Unidos desde 1992 y sus restos, sumergidos bajo el agua, se encuentran protegidos por las leyes penales.

Jose Hermida

NOTA BENE: El efecto de resonancia resulta extraordinariamente similar al proceso que tiene lugar en la evolución de una discusión de pareja: la violencia crece por efecto de la retroalimentación emocional suscitada a través del diálogo. Muchos matrimonios no se vendrían abajo si los cónyuges comprendiesen la entidad del fenómeno, y más que probablemente, muchas empresas hubiesen seguido en pie si sus socios hubiesen podido leer este post antes de derrumbarse por efecto de la ira resonante.